Descripción


El castillo es grande -más de 10000 piezas, de las que unas 6300 son ladrillos de 2x1. Sus líneas defensivas se articulan alrededor de un patio central elevado, y consisten en dos hileras de almenas sobre un muro inclinado. En el lado de tierra, dos enormes torres redondas protegen los dos flancos. La entrada al castillo se hace cruzando en primer lugar dos torres cuadradas y subiendo por un puente protegido por una línea de almenas y dos torreones redondos. El puente va ganando en altura y está volado sobre el mar. A medio trayecto toma una curva de 90 grados para impedir el uso de arietes, curva que a su vez está defendida por otra masiva torre redonda. El segundo tramo de puente es llano, pero al cruzarlo los atacantes pueden ser hostilizados desde tres direcciones.

El camino, que va en subida por dentro de la barbacana (desde donde los defensores pueden arrojar todo tipo de armas a los invasores con impunidad) termina abruptamente ante el puente levadizo. En este punto una lluvia de lanzas, dardos y piedras puede caer sobre los atacantes tanto desde una alta torre rectangular como desde la ciclópea torre principal, que con 70 hiladas domina la totalidad del castillo.

La guarnición vive en las dos torres rectangulares para tener rápido acceso a sus puesto de combate en caso necesario. Se aprecian las chimeneas de las cocinas para la tropa en la parte trasera de la torre principal. Por razón de su función, esta torre no presenta más aberturas que algunas saeteras y las ventanas enrejadas de los aposentos del alcaide.

La torre principal se abre sobre el cuidadísimo patio -o claustro- en dos niveles: desde una galería con terraza que da entrada a la torre gemela y desde una puerta al nivel del jardín. El patio en sí es de estilo palaciego, con árboles y césped en el centro de un pórtico de columnas al que se abren multitud de ventanas de mármol blanco.


Se trata de las estancias nobiliarias, contiguas a una iglesia cuya torre almenada semeja un bastión defensivo más si uno no se fija en la forma inconfundible de su ábside románico.